En un intento equivocado estuve a punto de describir todo lo que sentía como si fuese una montaña rusa, pero nada estaba más lejos. En las montañas rusas solo son dos momentos de sentimientos consecuentes: mientras se sube, arrepentimiento absoluto de haberse subido y desesperación de lo inevitable; mientras se baja, alta concentración de cagazo por la absolutamente improbable posibilidad de salir lastimado. Nada tiene que ver lo que siento con eso.
Luego de ese intento fallido quise compararlo con una veleta, esos cuasi perfectos adornos sobre los tejados de las viejas casas que de manera tan simple nos dicen algo tan importante, para donde va el viento, para donde no ir con la bicicleta. La veleta cambia constantemente de posición cuando el viento cambia, pero su estado es siempre el mismo, total aburrimiento por tener que cumplir las 24 horas del día el mismo papel mientras nadie lo mira, porque ahora existe el canal 79 del clima. Otra vez, nada tenía que ver conmigo.
Se me ocurrió algo que iba bastante orientado. La idea de intentar armar un rompecabezas en el patio. Descubrí que quien lo arma se siente mejor a medida que va colocando las fichas y pésimo cuando el viento desarma todo, el perro salta sobre la mesa o un caracol cae desde una planta dentro del vaso de gaseosa que tomábamos mientras lo armábamos. Pero hay intervalos en los que no se agregan ni sacan piezas, y solo causan aburrimiento, ni alegría ni tristeza, tampoco tenía que ver con eso lo que sentía, no estoy aburrido (aunque parezca por escribir esto).
Las ideas se acababan. Como ultimo recurso pensé en hacer una fusión, ¿porque cambiar las comparaciones si se podían reemplazar las partes que estaban mal?. Que iluso, nada se podía hacer. Pensar que lo que sentía era comparable con armar un rompecabezas en el carrito de una montaña rusa que giraba sobre su eje según el viento como una veleta no solo era extremadamente rebuscado, sino que el único sentimiento que generaba era desesperación acompañada de unas inaguantables ganas de regurgitar el almuerzo y desayuno del día.
Solo quedaba una opción la más lógica, o sea, la última a la cual podría haber arribado yo. No comparar. Simplemente expresar lo que es. Pero (¿porque siempre habrá un pero?), un segundo de cordura me hace notar que estoy pensando en voz alta, no solo en voz alta, ¡en texto público!. ¿Porque contar a miles de personas lo que siente un extraño?¿Porque aburrir con sentimientos comunes a quienes pasan a buscar una sonrisa?. Mejor empiezo a escribir el siguiente post, en el que... no, no les voy a adelantar nada ahora. Mejor pasen el viernes que viene.
Transmitís muy bien tu estado de ánimo a tus lectores. El tema es que, por sobre el estado de ánimo tan complicado de plasmar que tengas, has pasado una capa de barniz no reluciente de cierto desdén y aburrimiento que es lo que más se percibe ^^.♪♫♪
ResponderEliminarp.d.: Ideas que sugiero: Cosito rodante que atraviesa pueblo en el medio del desierto del lejano oeste, un remo que se le desprende al que paseaba una pareja por venecia, una medialuna cayendo del turista que sube a la torre Eiffel, una café -una lágrima- a medio terminar porque la persona tuvo que salir apurada.
HOLA NIÑO!!! muy lindo lo que escribirte,te entiendo,muchas veces me siento asi,preguntas por que contar a miles de extraños lo q sentis??? será por que los que nos rodean no nos ven y no nos escuchan,o nosotros no dejamos q nos vean o escuchen o nos expresamos mal y todo es confuso.....será? ja me parece q me voy hacer un blog...besitos!!
ResponderEliminarLukz! tenes toda la razón ja!, nada que decir. Igual tendría que leer mas sobre las ideas que sugerís!! quizás mi relación de esos eventos con sentimientos no sea el del común de la gente jaja
ResponderEliminarAnónima: un poco de cada una de esas cosas es, solo que aún así no alcanza para contarlo a los demás jaja. Hacete un blog! yo lo voy a seguir =)
mmmmm.... jaja me tenes q contar algo??? jaja
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