sábado, 5 de diciembre de 2015

La guerra del manco

     No, no hablo de él. No estoy por politizar mi blog. Hablo de mí. Como siempre.

     Por segunda vez en mi vida, mi mano izquierda sufre temporariamente las consecuencias de la falta de sinapsis entre mis neuronas. Esta vez mas cercano a la desgracia que la primera. Pero los llamados 'boludos' desbordamos de suerte, por lo que puedo considerar que esto se convertirá en una anécdota ¿graciosa? mas.

     Lo que no es gracioso, es la lucha diaria del manco. Uso mis dos manos para mas cosas de las que soy consciente. 

     Después de varios días, quienes me rodean también lo notan. Y no solo porque mientras ellos comen asado yo me hago el vegetariano y me pido pastas para ocultar mi imposibilidad de usar tenedor y cuchillo a la vez. No, lo notan en el ambiente.

     Si te acercas desde mi izquierda, llegas sonriendo y preguntas donde compré tan rico perfume. Ahora, si te acercas desde mi derecha, descubrís que con una sola mano nunca llegarías a pasarte jabón en las dos axilas. Imposible. Como chuparse el codo. No se puede. Inténtenlo y traten de no llorar por mi. De todos modos, algunos dicen que antes del accidente también apestaba, solo que ahora conseguí una buena justificación.

     No todo es tan terrible, son tan solo algunos días de sacrificios. Sacrificios extraños, pero necesarios. Como resignarme a no comer mermelada porque no puedo abrir el frasco. Amontonar la mugre con la escoba en un rincón que no se vea hasta que pueda agarrar la pala a la vez. Parecer 'canchero' constantemente por tener una mano en el bolsillo ocultando los dos centímetros de uñas que no puedo cortar. Llenarme la cara de mocos por tratar de sonarme la nariz con una sola mano. No se imaginan lo difícil que es. 

     Y quizás el peor de todos, demorar 15 minutos en enjuagar mi cabeza cuando me baño. De todas las batallas que lucha un manco, tener que poner el shampoo en la cabeza directamente, sin poder medir antes en la mano la cantidad, debe ser la peor. 

     Por suerte, el mundo está lleno de ilustrados, de lumbreras, que en su afán de asistir a tu recuperación, participan con el préstamo de una bella y moderna venda de neoprene marca adidas, para que cuando te encuentres en una fiesta, en la que tu mano sana sostenga un vaso de fresca cerveza, y comience a picarte el culo, leas el optimista eslogan de la marca: "Impossible is nothing".



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