En un día especial como hoy: 09/09/09 me gustaría recalcar el poder de las coincidencias. COINCIDENCIA… faaa! (expresión de magnitud) que palabra imponente, importante.
Las coincidencias nos rodean constantemente, por doquier, a mansalva. Todo lo que nos rodea es una coincidencia, cada cosa que pasa. A veces se hacen notorias, en general simplemente pasan desapercibidas. Desde el hecho de tomarnos el mismo colectivo que un compañero en distintas paradas sin ponerse de acuerdo, hasta encontrarse ambos misionando en el Congo Belga una misma religión en la que los plátanos son dioses y los porotos ambrosía (la religión se llamaría: platosrotos (platos: abrev. De plátanos, rotos: fin. De porotos)).
Coincidencias, nadie puede decirme que no se encontró alguna vez a una persona que no esperaba en la intersección de dos esquinas. ¡Es algo que me fascina! Siempre me pasó, ponerme a pensar en la inmensidad de sucesos continuos que tuvieron que ocurrir a ambos sujetos para que en el preciso instante de tiempo se encuentren en el preciso lugar del espacio. Un cordón desatado, un semáforo de mas, una ultima mirada en el espejo, un olvido de llaves, una simple distracción en una vidriera… tantas tantas cosas pueden y tienen que pasar para que eso se de. Las probabilidades de que ocurran simultáneamente son prácticamente nulas, y sin embargo a casi todos, me arriesgaría a decir que a todos nos pasó alguna vez cruzarnos a alguien que no planeamos en algún lugar (todo esto me lleva a pensar que la cantidad de matemáticas que aprendí en mi carrera son inútiles e ineficientes).
A veces las coincidencias también son buscadas e incitadas para nuestro provecho, casos en los que en realidad no hay coincidencia sino una macaneada oportuna. Sean los casos:
CASO 1: Alguien se retira de una reunión informal entre amigos. Se genera una falsa necesidad del traslado de un objeto dándose la siguiente conversación:
Sujeto 1: -¿Vas para allá? -
Sujeto 2: - Si. -
Sujeto 1: (Con cara de coincidencia y en postura de pelvis adelantada) - Llevame esta -
CASO 2: En un boliche/pub/confitería bailable. El muchacho se acerca a la muchacha con el pensamiento de que las coincidencias son afrodisíacas.
Muchacho: - ¡Hola muchacha! ¿Sos de acuario?-
Muchacha: - No.-
Muchacho: - ¡Pero que coincidencia! ¡Yo tampoco! ¿No estamos hechos el uno para el otro?
Las coincidencias nos rodean constantemente, lamentablemente no creo que existan…